El futuro es historia

Por el arquitecto Mario Roberto Alvarez (h).

En el año 1986 me encontraba trabajando en el Estudio, alentando todo sector que necesitaba un refuerzo. Es donde me encuentro investigando sobre las nuevas tecnologías del momento, las primeras… La inserción de las computadoras al trabajo y a la arquitectura, herramienta que con los años seguirá creciendo a pasos agigantados.

En esa época los Estudios en general, o por lo menos en Argentina, dibujábamos a mano y en tableros, con paralela o regla “T” y escuadra, enchinchando calcos y usando lápices o Rotrings para dibujar, goma o gillette para borrar.

Un día me contacto con mi amigo el Arq. Pablo Foche, en ese entonces ex compañero de la universidad y profesor titular de la Catedra Marin-Foche de Creación Asistida por Ordenador en la Universidad de Buenos Aires. Al cual le comento mi idea de intentar introducir en el Estudio estas nuevas tecnologías, las computadoras.

Al poco tiempo y con su asesoramiento compramos tres Macintosh 512K, la segunda de una larga línea de computadoras Apple Macintosh, la cual se diferenciaba de su anterior modelo por tener una capacidad de hasta cuatro veces más de memoria RAM de fábrica. Lo que hoy sería el tamaño de una sola imagen capturada por nuestros celulares.

Para lograr introducir estas nuevas tecnologías tuvimos que cambiar la forma de trabajar, y como habitualmente sucede con todo cambio este generó cierto rechazo. No fue para nada fácil convencer a los Socios del momento que miraban sin entender mucho lo que hacíamos, sin embargo, “El Maestro” que por ese entonces tenía 75 años y sin comprender en detalle de que se trataba esta nueva herramienta y observando su desarrollo con cierto escepticismo decidió darme todo su apoyo. Montamos un pequeño taller que contaba con tres computadoras Apple y unas impresoras de matriz de punto, mientras que Pablo, mi amigo, dictaba las clases y capacitaciones correspondientes para nuestra formación.

Muchos años después, Pablo me comenta que “El Maestro” le dijo; “No entiendo mucho cómo es esto, pero si es el futuro que se viene, no perdamos el tiempo y avancemos.”

La historia se repite y hoy más de treinta años después, veo a mi hijo Jerónimo M. R, también arquitecto, continúa impulsando en el Estudio el crecimiento vinculado a la tecnología de hoy y del futuro que se viene. Repitiendo parte del camino que mi generación y yo transitamos. Tecnologías que hoy, en esta coyuntura y tiempos de distanciamiento social, nos permiten cumplir con nuestras obligaciones y seguir trabajando desde nuestras casas como si estuviésemos en el Estudio. Logrando aquellos primeros trazos en papel y a mano alzada, desde las computadoras y los distintos dispositivos portátiles, creo que sería difícil imaginar el mundo de hoy, sin ellas.